Los vehículos voladores nunca estarán libres de riesgos, ya
sean manejados por humanos o máquinas inteligentes. Para que se adopten de
manera extensa, los drones que detectan obstáculos y los evitan
deben ser capaces de operar confiablemente en las condiciones más difíciles: de
noche, durante tormentas de nieve o tormentas de arena. A diferencia de
nuestros dispositivos móviles digitales (que en realidad no son móviles, dado
que tenemos que transportarlos), los drones serán transformacionales ya que se mueven solos y
tienen la capacidad de volar en el mundo tridimensional que está lejos del
alcance directo de los humanos. Cuando sean omnipresentes, van a expandir la
presencia, la productividad y la experiencia humana de gran manera.
En enero de 2014, Intel y Ascending Technologies presentaron
prototipos de drones helicópteros que pueden navegar por una pista de
obstáculos y evitar automáticamente a quienes caminaran en su trayecto. Las
máquinas utilizan el módulo de cámara RealSense de Intel, cuyo peso es de solo
8 g y su grosor menor a 4 mm. Una capacidad de este nivel para evitar
colisiones marcará el inicio de un futuro de espacio aéreo compartido, con
muchos drones que
volarán cerca de los humanos, y que operarán dentro y cerca de edificaciones
para realizar una gran cantidad de tareas. Los drones son,
básicamente, robots que operan en tres dimensiones en vez de dos; los avances
en la tecnología robótica de la próxima generación acelerarán esta tendencia.
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